Rápidamente las gallinas se arreglaron el plumaje, y empezaron a contonearse delante del gallo joven.
El gallo viejo, arrastrando sus espolones retorcidos, y con alguna que otra calva en su plumaje, se le acercó y le dijo así:
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero… supongo que como eres joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero… ¿no?
- Naturalmente abuelo - Contestó el gallo joven- ¿algún problema?
- No claro - dijo el gallo viejo- sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una salida airosa.
- ¿Que propones? - Preguntó el jovencito
- Pues mira. Yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy bién, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones. Cuando de repente se oyó un tremendo estampido, y el gallo jovencito quedó espanzurrado en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.
- ¡¡Joder!!- dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos- ¡Es el tercer gallo marica que me venden esta semana! ”
El gallo viejo, arrastrando sus espolones retorcidos, y con alguna que otra calva en su plumaje, se le acercó y le dijo así:
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero… supongo que como eres joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero… ¿no?
- Naturalmente abuelo - Contestó el gallo joven- ¿algún problema?
- No claro - dijo el gallo viejo- sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una salida airosa.
- ¿Que propones? - Preguntó el jovencito
- Pues mira. Yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy bién, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones. Cuando de repente se oyó un tremendo estampido, y el gallo jovencito quedó espanzurrado en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.
- ¡¡Joder!!- dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos- ¡Es el tercer gallo marica que me venden esta semana! ”
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