jueves, 1 de junio de 2017

El arbol de los problemas

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja
granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo.
Su cortadora eléctrica se dañó y le hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar. Mientras lo llevaba a casa,
se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.
Cuando nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño
árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta el auto. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.

- "Oh, ese es mi árbol de los problemas", contestó.
- "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa
es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a
mis hijos.
Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa.
Luego en la mañana los recojo otra vez".
- "Lo divertido es", dijo sonriendo, "que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
Y los que no tengais un arbol de los problemas, tocar el cerco de la puerta de entrada a casa.

No hay comentarios: