sábado, 30 de junio de 2018

Declarando ante el juez

Un granjero llamado Clyde tuvo una severa colisión contra un gran camión de carga. Poco tiempo después, el prepotente abogado de la compañía de seguros estaba interrogando a Clyde ante el juez:
-En la escena del accidente, ¿no dijo usted "Estoy bien"?
-Bueno, déjeme decirle lo que sucedió. Acababa de subir a Bessie, mi vaquita preferida, a...
-No le estoy pidiendo detalles -interrumpió el abogado
-, simplemente conteste a mi pregunta, por favor. ¿Dijo usted o no, en el lugar del accidente, "Estoy bien"?
-Bueno, acababa de subir a Bessie a la camioneta e iba conduciendo por la...
El abogado interrumpió de nuevo y dijo:


-Su señoría, estoy tratando de establecer el hecho de que en la escena del accidente este hombre le dijo al agente que se encontraba bien. Ahora, varias semanas después, está tratando de cobrar una indemnización a mis clientes y creo que esto es un fraude. Por favor, dígale que simplemente conteste la pregunta con un sí o un no.
Para entonces, la curiosidad le había picado al juez, quien estaba un tanto interesado en lo que Clyde estaba tratando de decir, así que le dijo al abogado:
-Me gustaría saber qué es lo que el hombre tiene que decir de Bessie, su vaquita preferida.
Clyde dio las gracias al juez y continuó:
-Gracias, su señoría. Como estaba diciendo, acababa de subir a Bessie, mi vaquita preferida, a la camioneta, e iba conduciendo por la carretera cuando ese enorme camión de dieciocho ruedas ignoró la señal de stop y se fue a incrustar a un lado de mi camioneta. Yo salí volando y acabé tirado en una zanja. Bessie también fue a parar a una zanja, pero al otro lado del camino. Estaba yo tan dolorido que no podía moverme. Desde allí podía oír a mi pobre Bessie mugiendo y quejándose mucho. Yo sabía que estaba mal  por sus mugidos de dolor. Poco tiempo después, un agente llegó al lugar del accidente y, oyendo los terribles mugidos de Bessie, fue a mirarla. Después de ver el terrible estado en que se encontraba, sacó su pistola y le pegó un tiro en medio de los ojos. Luego vino a donde estaba yo y, todavía con la pistola en la mano, me preguntó "¿Y usted cómo está, cómo se siente?”. Con todos los respetos, su señoría, ¿usted qué le habría contestado?

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